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#NiUnaMenos Acción Colectiva¡Justicia para Carla!¡Justicia para todas!

Si tocan a una, responderemos todas.

Publicado: 2015-06-04

Leo y releo las noticias, veo sus rostros, sus nombres, sus historias. Todos mis días comienzan con uno o varios feminicidios. Reviso las cifras, son monstrosas. Nos veo a todas ahí. Profunda rabia y frustración. Siento como un deber y una necesidad manifestar mi visceral repudio hacia el terrorismo machista que nos acaba día a día. Quiero vomitar esta rabia. Lo necesito e intuyo que, al igual que yo, muchas lo necesitamos. Luego, lo único que deseo es que nos organicemos todas contra este perverso sistema y lo destruyamos (sí podemos).

El viernes pasado fue Carla, estudiante de 19 años. Golpeada, cortada, violada, asesinada y abandonada en un descampado cerca de su casa. Carla disfrutaba bailar, sonreía, tenía amigxs, familia, sueños y planes para su vida. Habitaba este horrible mundo con la alegría y la esperanza de quien trabaja por la justicia. Ella cuestionaba explícitamente este perverso sistema en el que nuestras vidas no valen nada. Cuestionaba la violencia machista y las desiguales relaciones de poder entre hombres y mujeres, y lo expresaba.

Ayer escuchábamos a Raúl Manyari, coronel de la PNP, dar las siguientes declaraciones: "Se manejan varias hipótesis... debo decir con claridad, no es exactamente la versión que las personas indigentes y drogadictos pudieron haber sido causantes de este execrable hecho. Se tiene conocimiento que la señorita Carla tenía una enfermedad terminal" ¿?. Sí, Manyari aventaba esa descontextualizada afirmación y con ello justificaba el feminicidio. Hoy, desde temprano, los noticieros matutinos reportan la captura del asesino (confeso) de Carla, su primo Miguel Martinez, de 20 años, quien declaró que “la mató porque pensaba dejarlo”. Además, según otro medio, el feminicida mencionó que ella le había contagiado una enfermedad de transmisión sexual. Así, los medios van construyendo su primicia en torno a un “crimen pasional”, a una “enfermedad terminal” y a una “relación clandestina” (dándole credibilidad a la versión nada menos que del feminicida) y al escuchar y leer esas “hipótesis” solo es posible rabiar de indignación porque lo único que hacen es justificar el asesinato de Carla y con ello legitimar la violencia contra (todas) las mujeres. Francamente, el discurso misógino que vienen utilizando la policía y los medios (des)informativos da para un exhaustivo análisis y una posterior denuncia, pero no quiero distraerme en eso ahora. Prefiero incidir en que:

NADA JUSTIFICA la terrible tortura que sufrió Carla Gutierrez. NADA JUSTIFICA una violación sexual. NADA JUSTIFICA un feminicidio. NADA JUSTIFICA la violencia machista.

El tratamiento que la prensa y la PNP le están dando al caso de Carla Gutierrez no es más que la expresión de la violencia misógina totalmente legitimada en nuestra sociedad, una expresión más de la cultura feminicida. 

El término feminicidio hace referencia a los homicidios de mujeres en condiciones de discriminación y violencia en razón de su género. El feminicidio NO es un crimen pasional, llamarlo así transforma a la mujer en sospechosa y al feminicida le atribuye una especie de demencia al considerar el crimen como “producto de la pasión” (esto le quita responsabilidad al agresor y se le otorga una mirada benevolente al crimen), el feminicidio se convierte en un caso aislado (causado por algún episodio particular) y se deja de percibir la violencia machista como lo que es: una práctica generalizada y sistemática.

Ni el asesinato de Carla, ni las decenas de feminicidios que ocurren en nuestro país semanalmente, son casos aislados. Acosar, golpear, violar y torturar mujeres es considerado como normal en el comportamiento e imaginario heteropatriarcal. Por eso no se cuestiona y por eso ocurre que dicha violencia se encuentra avalada por instituciones estatales como la policía; por los políticos, por los medios de comunicación, por la familia, etc.

*Un violador es un hijo sano del patriarcado.

*Un golpeador de mujeres es un hijo sano del patriarcado.

*Un feminicida es un hijo sano del patriarcado.

*Un acosador sexual es un hijo sano del patriarcado.

*Un cómplice de la violencia es un hijo sano del patriarcado.

La violencia contra las mujeres representa una problemática estructural. 

Para Latinoamérica, un informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) sobre feminicidio en el 2014 señala que 88 mujeres fueron asesinadas por sus parejas en Colombia; 83 en Perú; 46 en El Salvador; 25 en Uruguay y 17 en Guatemala. Se calcula que en México 2 mil mujeres mueren al año víctimas de feminicidio; en Brasil matan 15 mujeres por día y, en Argentina, una mujer cada 30 horas. Cualquiera de esas mujeres podrías ser tú, tu madre, tu hermana, tu novia, tu hija, tu mejor amiga. Nefasta realidad. ¿Qué estamos haciendo para evitarlo? Frenar la violencia machista es responsabilidad de todas y todos. Un inspirador ejemplo ha sido la marcha #NiUnaMenos llevada a cabo ayer, 3 de junio, en (varias ciudades de) Argentina, cuyo objetivo fue crear conciencia sobre una problemática que se agudiza y que ni las leyes han sido capaces de neutralizar.

En el Perú la situación no es muy diferente. Gracias a la ardua e histórica lucha del movimiento feminista, tenemos políticas públicas y leyes que sancionan la violencia contra las mujeres. Hay también organizaciones defensoras de derechos humanos (nacionales e internacionales) trabajando permanentemente para que nuestros derechos sean reconocidos y garantizados, pero la violencia no cesa, se incrementa. Y la realidad es que al Estado NO le interesa proteger la vida (peor aún, es cómplice de nuestras muertes). La misoginia, ineficacia y corrupción de nuestro sistema de justicia vuelve casi nulas las posibilidades de vivir seguras en este país. Entonces ¿Por qué, además de apelar a las leyes, no ponemos en marcha otras estrategias? ¿Por qué no nos movilizamos?

Ante esta realidad de violencia machista sistemática y generalizada, necesitamos un plan de autodefensa y autoprotección generalizado, con estrategias autogestionadas, al margen del Estado y sus leyes, desde nuestras cotidianidades, solidarizándonos y articulando las unas con las otras. Un plan colectivo, de todas las mujeres, porque la violencia machista nos alcanza a todas (pobres, con plata, profesionales, analfabetas, madres, estudiantes, negras, chinas, cholas, políticas, artistas, escritoras, grandes, chicas, etc.). 

Necesitamos desaprender la indefensión que nos enseñaron desde niñas, necesitamos convencernos de que somos fuertes y capaces de defendernos; necesitamos convencernos de que somos agentes de transformación, de que no estamos solas, somos millones y podemos unirnos para actuar juntas. Podemos sembrar en las nuevas generaciones las semillas de la insumisión y la autodeterminación.

Vamos a tomar las calles (que también son nuestras), las plazas, los patios de las quintas, las esquinas, los bares, las bibliotecas, las cocinas, las escuelas, las universidades, nuestros centros de trabajo, nuestras camas… vamos a romper el silencio y a decir contundentemente que no vamos a admitir más violencia machista en nuestras vidas. ¡Es posible hacerlo! También es posible romper con quienes nos lastiman, relacionarnos de otras formas, despojarnos de los mandatos de la heterosexualidad obligatoria, vivir para nosotras, por nuestra libertad y nuestro placer. Vivir en manada con otras mujeres, amigas, amantes, hermanas, compañeras de lucha.

Esto va en serio y se puede poner en práctica diariamente. ¿Por qué no empezamos hoy saliendo a exigir justicia para Carla Gutierrez y para las 722 mujeres peruanas víctimas de feminicidio, en los últimos 6 años? ¿O por las 900 mujeres que denunciaron violencia familiar al Ministerio Público? ¿O por las que aún no se atreven a denunciar a quién las maltrata, explota y aprisiona bajo la excusa del amor?

#Niunamenos argentina

Siempre es un buen día para decir: ¡BASTA!

Siempre es un buen día para solidarizarnos entre nosotras. 

Siempre es un buen día para tomar acciones. 


¡Si tocan a una, responderemos todas!

¡Contra la violencia machista, autodefensa feminsita!

Tiemblen, machirulos. Su hora les va a llegar. 

#NiUnaMenos


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